martes, 8 de octubre de 2013
HISTORIA DE UN ÁRBOL
Hace mucho tiempo existía un enorme árbol. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol hasta el tope, comía sus manzanas y tomaba una siesta bajo su sombra. Él amaba al árbol y el árbol amaba al niño.
Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y él nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol.
Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste:
- ¿Vienes a jugar conmigo?, pero el muchacho contestó: ya no soy el niño de antes que juega alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos.
- Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero, pero te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas, de esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes.
El muchacho se sintió muy feliz, tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.
Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:
- ¿Vienes a jugar conmigo?
- No tengo tiempo para jugar, debo de trabajar para mi familia, necesito
una casa para compartir con mi esposa e hijos, ¿puedes ayudarme?
- Lo siento, pero no tengo una casa, pero tú puedes cortar mis ramas y construir tu casa.
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado.
- ¿Vienes a jugar conmigo?, volvió a preguntar el árbol.
El hombre contestó: estoy triste y volviéndome viejo, quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?.
El árbol contestó: usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz.
El hombre cortó el tronco y construyó su bote, luego se fue a navegar por un largo tiempo.
Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo:
- Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte ni siquiera manzanas.
El hombre replicó: no tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar, por ahora ya estoy viejo.
Entonces el árbol con lágrimas en sus ojos le dijo: realmente no puedo darte nada. La única cosa que me queda son mis raíces muertas.
Y el hombre contestó: yo no necesito mucho ahora, sólo un lugar para descansar, estoy tan cansado después de tantos años.
- Bueno las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y descansa.
El hombre se sentó junto al árbol y éste feliz y contento, sonrió con lágrimas.
Esta es una historia y es de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá. Cuando crecemos los dejamos. Sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas, no importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices.
Tú puedes pensar que el muchacho es cruel contra el árbol, pero es así como nosotros tratamos a nuestros padres.
Demuestra tu amor a tus padres mientras puedas.
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