lunes, 28 de octubre de 2013

ME DUELE Q NO SIENTA LO MISMO Q YO




Jamás hubiera pensado que me enamoraría tanto de una persona. Así fue cuando sentí un verdadero amor.

Un 24 de febrero caminaba por la calle. Cuando miré hacia la izquierda, note a una persona, la miré a los ojos y me sonrió. Sentí algo inmenso, porque en sus ojos ví lo que en verdad era amor. No creía en el amor a primera vista, pero ese día quedé completamente convencido de que en realidad existe.

Seguí caminando y note que me seguían, me detuve y me dijo “Hola”. Sentí algo maravilloso, algo inexplicable. Le respondí, no dejaba de mirarlo, me quedé totalmente perdido en él, miraba sus labios, sus ojos, todo su rostro. Charlamos un rato, me invitó a su casa pero no acepté. Tenía mucho miedo a pesar de que me había fascinado. Jamás había visto a una persona más tierna y con tanta seguridad. En ese momento no sabía que hacer, pero cometí la mayor estupidez de no aceptar su invitación. Antes de irse me dió su número de celular, por si cambiaba de opinión. Fui un estúpido, me arrepiento por ese día. Quería estar con él, pero se fue.

Días después me dio su e-mail y empezamos a conocernos. Cada día que pasaba me enamoraba más y más de él, y siempre deseaba volver a verlo.

Un día, charlando por Messenger, me invitó a su casa. Yo, desconfiado como siempre, con miedo, sin embargo acepté. El gran día fue un lunes. Al llegar la hora, salí del colegio y con miedo, me dirigí a su casa. Llegué y empezamos a charlar, no pasó nada. Él sí quería, pero yo no. Muy dentro de mi me decía que sí, pero a pesar de ello, me resistí.

Todo esto duró unos cuatro meses, lo veía una vez a la semana, charlábamos a diario por Messenger y cada día que pasaba me enamoraba más de él.

Un día, con el pretexto de llevarle un obsequio que le había traído de mis vacaciones, le pedí verlo y me dijo que sí. Llegó la hora un 3 de mayo del 2011. Fue el mejor día de mi vida, y así fue como sucedió: llegué, estaba hablando por teléfono, se desocupó y empezamos a charlar. Poco a poco se fue acercando a mi con mucha seguridad, me empezó a acariciar. Le pedí por favor que no lo hiciera, a pesar de que sí lo deseaba y sólo tenía miedo. Me dijo “mírame a los ojos y dime que no quieres”. Lo miré, lo abracé y lo besé. Estuvimos juntos, fue algo sorprendente, algo inimaginable. No quería que terminara, pero terminó. Le dí su regalo y me marché. Me retiré con una gran alegría, y quedamos en charlar esa misma noche.

Esa noche le pregunté “¿te gustó?” y me contestó que se sentía mal por lo que había pasado. Yo, sin nada que decir, le pregunté el por qué. Dijo no saberlo y ya no quiso hablar más del tema. Eso fue un golpe para mí, ya que sólo me ofrecía su amistad. Me sentí fatal, lo amaba, lo amo. Acepté, pero le dije que yo sentía algo inmenso por él, que jamás perdería la esperanza aunque sabía que él amaba a otro.

Me duele que él no sienta lo mismo que yo siento por él. Lo amo porque desde un principio el fue sincero conmigo, pero después de todo este tiempo de conocerlo he aprendido que es un amor imposible, jamás será para mí.

No sé si seguir luchando por él o darme por vencido. Es una decisión muy difícil y sólo lo decidiré el día que lo mire nuevamente y le pregunte si es verdad que no me quiere, como él lo hizo conmigo. Lo miraré a los ojos y le preguntaré si no quiere, y si dijera que no, me iría derrotado. Aunque con un bello recuerdo.

Te amo Enrique.

La historia es bastante buena, pero  parece que el miedo pudo más que el enamoramiento…

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